sábado, 5 de noviembre de 2011

Laura Pollán... ¡presente por siempre!







Héctor Maseda Gutiérrez
4 de Noviembre de 2011
Laura Pollán fue llamada por El Supremo Hacedor el 14 de octubre de 2011 en las primeras horas de esa noche triste. Le envió una estrella para que, configurada en carroza alada y poseedora de luz propia, le señalara el camino a emprender y la condujese a Su presencia en el Olimpo de las Grandes Almas, espacio privilegiado que por su accionar en el plano físico, se había ganado esta dama con notas excelentes y de alcance universal. De ese modo, partió definitivamente para unirse a Él en medio de la vorágine inconclusa de su misión en el plano terrenal que, por causas aún difíciles de explicar, pertenecen al campo arcánico de los hechos que requieren ser probados con absoluta rigurosidad.
Pero su obra ya había comenzado. El amor que recíprocamente nos profesábamos fue el motor que provocó la chispa de su reacción ciudadana. Esta se inició cuando asistió y fue testigo directo en el juicio que se me siguió a mi, su esposo, y a otros cinco hermanos de lucha que formábamos parte de los integrantes del proceso judicial internacionalmente conocido por el de los “75 Prisioneros de la Primavera Negra/2003” y que tuvo lugar en abril de ese mismo año. En esa ocasión, ella pudo comprobar la maldad de algunas personas que por perpetuarse en el poder político y aprovechar la oportunidad de neutralizar a un grupo de hombres y una mujer destacados por su firme y colectiva actitud cívica, principios verticales y permanente confrontación ideológica antigubernamental, actuaban contra estos paladines de la libertad de manera totalmente desnaturalizada, al tiranizar violentamente no sólo a ellos sino a todo un pueblo digno y laborioso; que confió en los cantos de sirena de los actuales gobernantes y se ilusionó con los grandes deseos que sentía de poder vivir en un país donde reinara la paz y el bienestar espiritual y material de sus ciudadanos, en plena armonía y cooperación fraternal con todos y para la felicidad de todos. ¡Pero qué decepción! La realidad apuntó, con el transcurso del tiempo, en dirección opuesta.
Laura, como era de esperar para aquellos que conocíamos muy bien sus cualidades personales (profunda sabiduría innata; definidas convicciones morales y espirituales; valentía y arrojo personales; inteligencia destacable y muy oportuna al hacer uso de ella en el momento justo y un elevado sentido táctico operativo, entre otras dotes); de inmediato respondió al desafío. No podía quedarse con los brazos cruzados. Algo tenía que hacer para enderezar el entuerto social en que los gobernantes de turno habían convertido a un pueblo con antecedentes históricos de rebeldía e inconformidad contra toda manifestación de injusticia social y aplicación de métodos propios del terrorismo de estado.
Esta experiencia provocó un cambio radical en su vida. De profesora en literatura y ama de casa se convirtió, en poco tiempo y por sus características anteriormente explicadas, en una excelente líder defensora de los derechos humanos y, en particular, comenzó un acercamiento con las mujeres familias de ese grupo de buenos cubanos que por diferentes razones: políticas, sindicales, dirigentes de la sociedad civil emergente y periodistas independientes, cuyo único “delito” había sido defender la verdad, la justicia, la creación de una sociedad justa y la necesidad de democratizar el país; estábamos injustamente recluidos en instituciones penitenciarias pertenecientes al régimen opresor. La selección del gobierno no fue aleatoria. Por el contrario, los hechos posteriores demostraron éramos quienes más les molestábamos en aquellos momentos. Además, consideraron la posibilidad de que podíamos ser canjeados por cinco personas apresadas en los EE.UU. sorprendidos en la realización de actividades de espionaje al servicio de las autoridades cubanas. Si afirmamos esta última posible razón de nuestra detención, proceso de instrucción, juicio amañado sin el menor respeto a las normas del Derecho Penal y largas condenas, se debe a que varios altos oficiales del Dpto. de la Seguridad del Estado (DSE), así lo expresaron ante varios de nosotros.
Y conformó un grupo de anheladas mujeres que poseían el denominador común de ser familiares allegados de “Los 75 Prisioneros de la Primavera Negra”, con la consigna de hacer lo posible e imposible para lograr la liberación de sus seres queridos. Y comenzaron con su asistencia dominical a la Iglesia de Santa Rita, patrona de las personas privadas de su libertad o con otras situaciones desesperadas. Extendieron sus actividades públicas con caminatas por diferentes áreas de la ciudad. Sorprendían con su presencia ante los organismos estatales para dar a conocer las razones de sus protestas cívicas y reclamos, en alta voz y sin temor a las respuestas represivas de la policía política y los grupos paramilitares que movilizaban éstos últimos para hacerlas callar. Se vestían de blanco y portaban en sus manos un gladiolo de similar color al de sus vestuarios. Las golpizas; amenazas; empujones; halones de pelo; torceduras de manos y piernas; fracturas de brazos, manos, dientes, costillas; humillaciones públicas; frases groseras; patadas; golpes técnicos dirigidos a zonas del cuerpo de alta sensibilidad en la mujer y serias consecuencias para su salud futura; arrastradas brutalmente para introducirlas al interior de vehículos previamente movilizados por estas hordas lanzadas contra ellas, sin ningún tipo de consideración dada su condición de ser mujeres indefensas que solamente reclamaban la liberación de sus familiares. Simultáneamente se producían los arrestos domiciliarios o en unidades policiales de estas valientes mujeres para impedir sus manifestaciones públicas. Y desde entonces fueron conocidas nacional e internacionalmente, como Las Damas de Blanco (LDB). Su quehacer cívico de protestas y reclamos se extendieron hasta algunas provincias y municipios del Oriente y Centro del país, además de la capital nacional.
Durante más de siete largos años se mantuvo esta confrontación de LDB frente a los cuerpos represivos dirigidos por las autoridades gubernamentales. El escándalo internacional alcanzó tales niveles que individualmente se sumaron presos y ex presos políticos para ejercer su apoyo a estas valerosas mujeres de tal forma que provocó reacciones cívicas en varias prisiones del país. Algunas de ellas dolorosas como la que provocó la muerte de Orlando Zapata Tamayo tras una prolongada huelga de hambre estando internado en una institución penitenciaria estatal, o la de “El premio Sajarov por la Libertad de Conciencia”, Guillermo Fariñas, que prolongó un ayuno por espacio de l27 días, primero en su hogar y finalmente en hospitales dado su estado de salud extremadamente delicado-
Todos estos hechos determinaron la intervención del Vaticano que, por intermedio del Cardenal Jaime Ortega Alamino, intercedió ante las autoridades nacionales para ponerle fin a los tratos crueles, inhumanos y degradantes sufridos por estas infelices mujeres, luego de conocerse su declaración de principios lanzada por su líder indiscutible, Laura Pollán, al gobierno de los Castro: “sueltan a nuestros hombres, nos encarcelan a nosotras o nos asesinan en las calles. No existen más opciones”. A este clamor se sumaron las presiones del gobierno español. Pero sin lugar a dudas las verdaderas heroínas fueron, indiscutiblemente, LDB quienes lograron arrancarles a las autoridades cubanas de las ergástulas caribeñas, a los 52 reclusos de la Primavera Negra que aún guardaban prisión. Y entre ellas, su líder, Laura Inés Pollán Toledo, quién jugó el papel más importante por el desarrollo, orientación y guía de las tácticas a emplear en la lucha social para alcanzar los objetivos primarios propuestos por LDB quienes, además, se ganaron a sangre y fuego un espacio público –por acuerdo tácito entre las autoridades cubanas y la Iglesia Católica-- en el cual logran exponer sus reclamos que, a partir de ese momento, se extendieron para todos los presos políticos pacíficos, muchos de los cuales, junto a sus familiares más allegados, pudieron marchar al exilio inmediato, cifra que en total, superó a las ochocientas personas. Para los que quedábamos en prisión en esos momentos de la causa de los 75 la opción dada por el gobierno: o salíamos desterrados para el Reino de España o de lo contrario, permaneceríamos en prisión hasta el cumplimiento de nuestras respectivas y elevadas condenas.
Por otro lado, el gobierno de los Castro confió en que con mi cambio de medida cautelar (licencia extrapenal) y sacarme de la prisión, tanto yo como mi esposa marcharíamos de inmediato al exilio, pero no fue así. Ambos decidimos permanecer en el país y luchar hasta que se produjeran los cambios profundos socio-económicos y políticos que requiere nuestra sociedad en los momentos actuales.
Ya Laura Inés Pollán Toledo se había convertido en una figura de alcance universal y en una espina atravesada en la garganta de los gobernantes cubanos. Evidentemente la orden de neutralizarla no se hizo esperar. Ella y su actuación de confrontación cívica y pública le habían ganado el respeto de sus oponentes, pero también su odio al convertirse en un enemigo peligroso. Y me atrevería a asegurar que el más poderoso de todos los que tenían en su haber los hermanos Castro.
Y su lucha continuó. Durante más de ocho años Laura demostró una conducta excepcionalmente ejemplar y guía para sus seguidoras, ahora no sólo conformada por LDB sino también por las Damas de Apoyo (LDA), integrada por las féminas familiares de prisioneros políticos no violentos. Ella logró establecer un antes y un después en el estilo de lucha pacífica desarrollada en nuestro país hasta la primavera del año 2003. Seguidora y estudiosa de las doctrinas de Gandhi, fue capaz de asumirlas y adaptarlas a nuestra cotidianidad nacional, aplicándolas con sabiduría, inteligencia, buen juicio y elevada profesionalidad táctico-estratégica. Fue entonces que comenzaron las acciones gubernamentales encubiertas para “neutralizar” (léase eliminar) tan poderoso e invencible enemigo que, a pesar de todos los mecanismos crueles aplicados contra ella y sus hermanas de lucha, no habían logrado silenciarlas. Y las máximas autoridades cubanas tomaron su decisión: Se imponían las acciones encubiertas que dieran como resultado su desaparición física definitiva, costara lo que costara.
Las acciones emprendidas contra la integridad física de Laura Pollán fueron muchas, pero entre las más destacadas pueden señalarse:
a).- Marzo de 2010, comunidad de Párraga, municipio de Arroyo Naranjo, La Habana. LDB y LDA visitaron la Iglesia de Santa Bárbara en esa localidad para asistir a la misa que se llevaría a efecto ese día. Al concluir ésta trataron de ir a la casa de un ex preso político, si mal no recuerdo de apellido Fundora. Fue entonces que comenzó el mitin de repudio emprendido contra ellas por las hordas paramilitares movilizadas por la policía política del régimen. Las golpearon, arrastraron y sometieron a otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, pero dos de ellas, Sara Marta y Laura Pollán, en medio de la lucha, sintieron como un pinchazo que alguno de los atacantes les provocaron en la espalda, con la muy probable intención de inocularles algún tranquilizante o quizás un virus o bacteria que con el tiempo afectara la salud de ambas luchadoras. Aparentemente no se produjeron consecuencias peligrosas. En el mejor de los casos, fue un aviso de lo que podría sucederles más adelante.
b).- Diciembre de 2010, calles de la Ciudad de La Habana. Un cineasta y productor cinematográfico italiano (cuyo nombre no recuerdo) deseaba realizar un documental acerca de LDB y LDA. Necesariamente tuvieron que emprender él y mi esposa varias gestiones y para acelerar su conclusión viajaban con cierta frecuencia y juntos en un auto contratado por el realizador. En una ocasión y sin motivos reales que exigieran maniobras peligrosas fueron impactados brutal y bruscamente por otro auto aparentemente civil. El golpe fue muy fuerte, pero la suerte les acompañó y ambos salieron ilesos de tan “desagradable colisión”.
c).- Septiembre 8 y 24 de 2011 (celebración del día de las Vírgenes de la Caridad y las Mercedes, respectivamente). Mi esposa fue golpeada y arrastrada frente a mi hogar (Neptuno 963, municipio Centro Habana, Ciudad de La Habana), junto a varias Damas de Blanco y de Apoyo cuando trataron de salir a las calles y desfilar para demostrarle al pueblo cubano su devoción religiosa que tenían hacia ambas patronas religiosas. Pero en ambas ocasiones, mi esposa fue públicamente mordida y arañada en el brazo derecho (existen fotos y videos breves que lo prueban), probablemente con las intenciones malsanas de inocularle algún virus o bacterias en su cuerpo, mediante los arañazos propinados por sus atacantes.
d).- Sería injusto no tener en cuenta la enorme tensión en que Laura Pollán ha vivido cada día en los últimos ocho años y medio de su existencia. Conocedora del peligro que entrañaba enfrentar a un gobierno cruel, capaz de cualquier acción por baja y criminal que esta sea, debía estar sometida a temores no infundados de enfrentar, en cada ocasión, las peores acciones de los operativos policiales políticos. ¡Qué ser humano no ha sentido temor en algún momento de su vida!
El desenlace final de Laura Inés Pollán Toledo comenzó el 7 de octubre del presente año cuando fue internada en la Sala de Cuidados Intensivos del hospital capitalino “Calixto García Íñiguez”. Su ingreso se debió a faltas de aire, dolores musculares en las articulaciones inferiores y superiores, vómitos, fiebre alta y dificultades con el equilibrio al caminar. Desde un principio se le reportó de muy grave. No pudo su cuerpo debilitado por las decenas de batallas emprendidas contra la policía política gubernamental soportar ésta, su última batalla en la cual, desgraciadamente, sería vencida por una ciencia demorada en sus resultados por la tardanza en conocerse a tiempo, contra qué virus o bacterias se estaban enfrentando y cómo combatirlos, además de la intolerancia de un cruel tirano sentado en la poltrona del poder absoluto. Laura Inés Pollán Toledo falleció, la líder natural y por derecho de LDB y LDA en ese centro hospitalario en las primeras horas de la noche del viernes 14 de octubre del presente año.
Cientos de mensajes y llamadas de condolencia he recibido procedentes de Cuba y de casi todas las latitudes del planeta. Visitas de miembros del Cuerpo Diplomático acreditados en el país han pasado por mi hogar, en nombre de sus respectivos gobiernos, para firmar el Libro de Condolencias que se mantuvo abierto desde el día l4 de octubre hasta el lunes 17 propio mes.
Todos los cubanos amantes de la libertad y la democracia real nos sorprendimos con el deceso de Laura, una de las mujeres más dignas valientes, de inteligencia brillante y creatividad destacable de nuestra historia patria para todos los tiempos. Esta historia que aún está por escribirse no será real si no recoge la vida y enseñanzas de la lucha cívica emprendida por ella en defensa de los Derechos Humanos en Cuba.
Su accionar estuvo siempre dirigido por el amor a su Patria que sufre y un pueblo descalificado, por sus gobernantes, como verdadero acreedor de los mayores beneficios; de su familia y hacia mí en particular. A pesar de que sus enemigos propiciaron su desaparición física, hecho del cual estoy persuadido aunque aún carezco de las pruebas acusatorias correspondientes, para quitarse de encima una poderosa oponente al tronchar su vida en su esplendor, ella, con su ejemplo, ha sido capaz de crear --seguro estoy de ello-- muchas Lauras Pollán en Cuba para que los sueños de sus posibles ejecutores se conviertan en pesadillas eternas por los siglos de los siglos.