sábado, 19 de febrero de 2011

“El 30S tiene responsables históricos, políticos y legales”


REDACCIÓN Y FOTO: PRESIDENCIA DEL ECUADOR
Quito (Pichincha).-
El historiador Juan Paz y Miño destacó la importancia que tiene para Ecuador el libro “30S La Contrarrevolución” que presentó la ministra coordinadora de la Política, Doris Soli. Para él, el texto rescata dos cuestiones fundamentales: el intento de golpe de Estado y de asesinato al Presidente de la República, y la desprotección a la ciudadanía durante ese día.
“Son hechos históricos que tienen sus responsables históricos, políticos y legales, quienes aparecieron en la escena de los hechos desde la mañana hasta la tarde. Por consiguiente, es necesario para el país que se escriba sobre este tema y se dejen testimonios de lo que ocurrió”, dijo Pazmiño a El Ciudadano.
El libro se hizo público en la noche del 17 de febrero. En 128 páginas, recoge el análisis de varios intelectuales nacionales e internacionales sobre los hechos del 30S.
“La jornada puso en riesgo la democracia y evidenció la existencia de grupos conspiradores que están dispuestos a poner en peligro la seguridad ciudadana y el sistema democrático, con tal de proteger sus intereses”, señaló Doris Solíz.
Sobre este aspecto, Pazmiño señala que el libro evidencia que existe gente que “querrá reivindicar el hecho de que nada hicieron, no pasó nada, el país estuvo en calma y que el 30S es simplemente un día de sublevación para pedir sueldos y mejoras para la Policía Nacional”.
Subrayó que la oposición, desde 2006 cuando se activó contra la campaña presidencial de Rafael Correa, la Asamblea Constituyente y la nueva Constitución evidenció desde entonces su carácter conspirativo y no ha dejado de confabularse para liquidar el nuevo proyecto de desarrollo histórico y social para el Ecuador.
“Hay que estar firmes en nuestra posición ciudadana a favor de la nueva democracia y país”, agregó.
Del mismo modo, Solíz destacó que el libro busca reconstruir críticamente la secuencia de los acontecimientos, “describir su conflictiva y compleja anatomía, sin sacralizar nada ni nadie”, para mantener “fresca la memoria y explorar aquello que en el 30 de septiembre se ha mantenido oculto, invisible e incansable”.
Sostuvo que la construcción del libro ha sido como armar un rompecabezas, tratar de confirmar los hechos y las reales intenciones, e invitó a suscitar el debate en la sociedad ecuatoriana, e iniciar un proceso de reflexión sobre cuál es el antecedente económico y la consecuencia cultural y política del suceso, que conduzca hacia la formación de un nuevo proceso revolucionario crítico y autocrítico.
Sin que llegue al análisis político de los acontecimientos desde la perspectiva de defensa de la democracia, la ministra sostuvo que el documento fue escrito “con los sentimientos de solidaridad con nuestro Presidente y de rabia contra quienes quisieron usurpar nuestros sueños y sentimientos de amor profundo a nuestro pueblo, a quien sus sueños no deben ser arrebatados”.

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