domingo, 22 de agosto de 2010

CENSURA Y LIBRE EXPRESIÓN


EDITORIAL Y CARICATURA DIARIO EL COMERCIO
Fue un tribunal. Prohibió al diario El Nacional de Caracas publicar imágenes, informaciones y publicidad que contengan sangre o muertos en nombre del bienestar sicológico de los niños.
La noticia se divulgó por todo el mundo y se abrió un debate ético, jurídico y político sobre la libertad de expresión.
Es cierto que muchas imágenes (una fotografía, una toma de TV) pueden ser duras y hasta grotescas, pero también es verdad que su ocultamiento no aporta, su publicación no induce a percepciones equívocas como alguna autoridad del Gobierno ecuatoriano pretendió interpretar, ni modifica la realidad. La crudeza se vive en la Venezuela violenta de los barrios bajos y chabolas donde la muerte es cotidiana.
La publicación de estas imágenes confronta a las redacciones que intentan un ejercicio periodístico responsable con un debate profundo e intenso sobre el papel de la comunicación. La verdad no se puede ocultar, la presentación de cadáveres no es una información gratificante pero es parte de la realidad. Cada caso obliga a una toma de decisiones compleja cuando se asume la tarea de la información con ética y responsabilidad.
En todo caso y en procesos donde la libertad de expresión de los ciudadanos está en juego, cuando avanza el intento de control estatal, de censura previa y de sanciones y cuando los contenidos pueden ser sesgados por la visión oficial que pretende anular el pluralismo, siempre es mejor la libertad de la comunicación.
La censura en Venezuela, o el bloqueo a la señal de internet de El Clarín en Argentina, reproducen modelos controladores de gobiernos caudillistas enemigos de la libertad. Un ensayo ético y de reflexión solo es posible cuando se ejerce plenamente la libertad con responsabilidad.

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