domingo, 8 de agosto de 2010

Primeras horas del gobierno de Santos calman las aguas en la región


FUENTE: DIARIO EL COMERCIO
Colombia.-
Todo parece indicar que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, comenzó a gobernar con buena estrella tras la pomposa investidura del sábado, pues en cuestión de horas logró bajarle la temperatura a las tensiones con Ecuador y Venezuela, aliados históricos con los que Colombia ha marcado distancias en los últimos tiempos.
Tal vez el síntoma más notorio de la distensión se vio en el rostro del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, que pasó de la expresión dura del pasado a una amplia sonrisa al momento de saludar a Santos en la Casa de Nariño poco después de la transmisión de mando.
Correa reveló que el nuevo gobierno colombiano le entregó una información que Quito estaba esperando desde hacía meses como un paso previo al total restablecimiento de las relaciones diplomáticas, rotas por Ecuador en marzo de 2008.
La ruptura fue decidida por Correa a raíz de un bombardeo del Ejército colombiano contra un campamento que la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tenía en Ecuador, que dejó una veintena de muertos, entre ellos alias "Raúl Reyes", entonces el segundo jefe del grupo ilegal.
Uno de los puntos de discordia entre Bogotá y Quito en los últimos meses fue el contenido de dos computadoras que tenía "Reyes" en el campamento con información sobre un supuesto apoyo de autoridades ecuatorianas y venezolanas a las FARC, lo cual ha sido negado repetidamente por los gobiernos de Correa y de Hugo Chávez.
Poco después de salir de la Casa de Nariño, Correa dijo que esas computadoras ya están en manos de su gobierno porque Santos aceptó entregarlas, por lo que el camino hacia la normalización absoluta de los vínculos parece quedar casi despejado del todo después del restablecimiento parcial de relaciones.
Colombia también había puesto condiciones como la suspensión de un proceso de la Justicia ecuatoriana contra Santos por ese mismo caso, pues el hoy presidente era ministro de Defensa cuando ocurrió el bombardeo.
Empero, su investidura como jefe de Estado automáticamente lo blinda de cualquier acción judicial en Ecuador, como lo afirmó el propio Correa.
Los nuevos tiempos también se reflejan en la distensión con Venezuela en el marco de la ruptura de relaciones anunciada el 22 de julio por Caracas.
Chávez rompió del todo los vínculos, que ya estaban "congelados" desde hacía un año, a propósito de una denuncia de Bogotá ante la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la supuesta presencia de guerrilleros colombianos en Venezuela.
Santos invitó a Chávez a su investidura y todo estaba dado para que asistiera, pero el viaje se frustró por la ruptura.
Poco antes de que el canciller venezolano, Nicolás Maduro, se embarcara hacia Bogotá, el abogado del todavía presidente de Colombia en ese momento, Álvaro Uribe, denunció al mandatario venezolano ante la Corte Penal Internacional por supuestos delitos de lesa humanidad.
Sin embargo, Maduro dijo en Bogotá que esas eran "cosas del pasado", tras lo cual llegaron las palabras conciliadoras de Santos al afirmar que buscará reconstruir las relaciones con Ecuador y Venezuela y que en su diccionario "no está la palabra guerra".
Además, dijo que quiere un diálogo directo con Chávez, sin intermediarios. Y la respuesta fue casi inmediata desde Caracas: "Yo estoy de acuerdo, presidente Santos, estoy de acuerdo en un encuentro directo, cara a cara, en el marco de más profundo respeto", dijo Chávez, tras señalar que está dispuesto a "pasar la página" y que quiere una reunión en cuestión de días.
Para la politóloga Claudia López, el discurso de Santos es "muy esperanzador" no sólo por los temas locales que planteó, sino también por el curso que pueden tomar las relaciones internacionales, sin que eso signifique una renuncia del nuevo presidente a la "herencia" que recibió de su antecesor, del cual es muy cercan

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