jueves, 5 de agosto de 2010

Una parte obtiene liquidez de los ‘chulcos’ La fijación de tasas dejó a 8.000 fuera del microcrédito


FUENTE: DIARIO EL EXPRESO
La venta de celulares le exige renovar la mercadería a Carlos Cedeño, quien lleva 10 años en este negocio. Por ello acudió, como solía hacerlo, a los bancos privados.
El microempresario solicitó, por varias ocasiones, créditos en los bancos de Guayaquil, Austro y Pichincha, pero sin éxito. Es que, paradójicamente, desde que el Banco Central del Ecuador (BCE) puso un techo a las tasas de interés para el microcrédito, con el objetivo de abaratar el costo del financiamiento, provocó que las entidades financieras se alejen de los ciudadanos con menos recursos económicos.
En la última revisión, en abril pasado, el BCE bajó de 33,9% a 30,50% los préstamos inferiores a 600 dólares (microcrédito de subsistencia) y de 33,3% a 27,5%, a aquellos que van entre los 600 a los 8.500 dólares (microcrédito de acumulación simple).
Una medida que originó que algunas entidades abandonen la entrega de microcréditos de bajo monto, en una magnitud importante porque, con los nuevos techos, no podían recuperar los costos, sostiene César Robalino, presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador.
Eso afectó a Cedeño, quien tuvo que acudir a los ‘chulqueros’. Por el dinero que ellos le entregaban cancelaba una tasa de 20% mensual, cuando anteriormente esa tasa, con los bancos privados, era anual, dice. Entonces decidió parar el pedido de préstamos y lo que hace es trabajar hasta donde el “capital le dé”.
Javier Vaca, director de la Red Financiera Rural, explica que la disminución en las tasas provoca, en aquellas instituciones que tienen una estructura de costos alta, debido a las metodología que aplican, el incremento de los montos de crédito o la eliminación de algunas líneas. “Por lo que se que contrae la oferta de crédito”.
Un ejemplo de aquello es Finca, que optó por “concentrar actividades en sectores periurbanos, reduciendo la atención en zonas rurales, principalmente por los altos costos que representa el mecanismo de banca comunal y los desplazamientos de nuestro personal a zonas rurales”, según Leonardo Pólit, gerente de la entidad.
En este año, el banco comunal tenía previsto incrementar en unas 6.000 familias su número de clientes. Con la revisión de las tasas de interés, esto quedó solo en plan.
Finca no es el único caso. Según un estudio realizado por el Banco Solidario, entidades bancarias perdieron 2.452 clientes mientras que de las cooperativas reguladas por la Superintendencia de Bancos se alejaron 5.554 personas, en tres meses. De acuerdo con la información de la Superintendencia de Bancos, el saldo de microcréditos entregado por el mercado financiero suma 1.540 millones de dólares, al cierre de junio de este año, un 8% más de lo otorgado en igual lapso.
Estas cifras demuestran cómo se ha desacelerado el financiamiento hacia este sector. En el 2007, respecto a 2006, por ejemplo, la expansión fue del 30%, de acuerdo con los estados financieros del sistema.
Pero también hubo quienes se beneficiaron de esta “migración”: las cooperativas controladas por el Ministerio de Inclusión Económica, pues sus clientes aumentaron en 5.325.
Otros beneficiarios colaterales fueron la banca pública, en especial el Banco Nacional de Fomento (BNF) y la Corporación Financiera Nacional (CFN), que empezaron a acoger, precisamente, parte de las pequeñas solicitudes de créditos. Entre enero y junio de 2009, el BNF procesó 65.546 operaciones de microcrédito por 40,4 millones de dólares; mientras que en el mismo periodo de este año fueron 177.483 solicitudes por $ 151,2 millones, según las cifras de la Superintendencia de Bancos.
A criterio de Pólit, no todas las personas fueron específicamente hacia la banca pública. “Hoy en día tienen como única alternativa el acceso al crédito informal donde las tasas de interés son exorbitantes”, asegura.

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