sábado, 7 de agosto de 2010

Trámites forzados


FUENTE: EDITORIAL Y CARICATURA DIARIO EXPRESO
Eso, a veces, no sucede en la Asamblea, y los responsables de ello son quienes dirigen el órgano legislativo, la Asamblea y los asambleístas cuya mayoría, que en este caso pertenecen al gobiernismo que debe ser el más interesado en estos asuntos.
Las condiciones en que entraron en vigencia las tan importantes reformas a la Ley de Hidrocarburos -que en verdad constituyen un nuevo estatuto legal-, esto es “por autoridad de la ley”, pues se evitó darle la segunda discusión, constituyeron un golpe muy fuerte a la acelerada pérdida de credibilidad que sufre la Asamblea Nacional y, por lo mismo, le restan el respaldo que deben tener todas las leyes.
Algo parecido acaba de suceder con la Ley de Educación Superior o de las universidades que, siendo tan necesaria, importante y controvertida, para su aprobación se acudió a procedimientos forzados y ha producido una corriente de protestas que, asimismo, le restará el apoyo ciudadano que debe tener este estatuto legal.
En estos dos casos, que no son los únicos pero sí los más importantes, se ha cometido un grave error, pues se les resta legitimidad, que es el complemento moral indispensable de las leyes. Así se olvida o se da muy poco interés a un aspecto básico de todo ordenamiento jurídico. Las leyes son de obligatorio cumplimiento y constituyen, por eso, normas de conducta para los ciudadanos. La necesidad de un limpio origen, surge de la propia naturaleza de las leyes, para que sean respetables. De ahí que sea indispensable que se les dé una tramitación seria, responsable.
Eso, a veces, no sucede en la Asamblea, y los responsables de ello son quienes dirigen el órgano legislativo, la Asamblea y los asambleístas cuya mayoría, que en este caso pertenecen al gobiernismo que debe ser el más interesado en estos asuntos.
El problema no se lo resuelve con la imposición, pues así se genera descontento, no tanto por el contenido de las leyes así aprobadas, cuanto por los procedimientos forzados que se han utilizado.
La reforma la Ley de Universidades, insistimos, es necesaria; el proyecto respectivo fue discutido ampliamente, pero en el momento de la aprobación definitiva, se registraron sorpresas que ojalá no tengan mayores consecuencias.

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